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Ahora que tengo tu atención

Estoy harta de ser el eslabón, que aguanta el peso de la historia. El bastón, que queriendo ser de mando, se limita a sostener a cualquiera  que le guiña un ojo en el camino. Y es que, estamos tan poco acostumbrados a recibir cariño de verdad,  que incluso han acabado convenciéndonos, de que un corazón en la pantalla, es sinónimo de valía, es productor de autoestima, siendo además,  el chute de adrenalina, que pasa invisible cualquier control de drogas. Y así vamos,  dejando que cualquier interacción, se nos pose en el cuerpo, simulando ser caricia. Dejando ropa en la cuneta, porque ya se sabe, cuanto más desnuda esté una, más le van a querer (y más le van a escuchar). Cambiamos estabilidad por falsa admiración, rompemos confianzas a golpe de like. Dejamos de ser quiénes somos, por ser alguien en la red,  y ésta cada vez, nos aprieta con más fuerza. Estúpidos y estúpidas,  nosotros y nosotras,  que incluso así,  tenemos el descaro, de llamarle abrazo.

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